En el marco del día mundial de la alimentación, el lunes 17 de octubre se organizó una feria de productos orgánicos en el Centro de Barrio Peñarol (CBP), Av. Sayago y Ap. Saravia. La mañana fría y gris no fue impedimento para que varias personas se acercaran a los stands de vecinos, de la escuela Nº 258 y de la escuela de Nutrición de la Universidad de la República.
Esta actividad giró en torno a la huerta comunitaria del CBP. Un grupo de vecinos vendía alimentos elaborados con productos de la huerta con el objetivo de recaudar fondos para la huerta. Otros, como una familia y la escuela nº 258, daban a conocer sus propias plantaciones. La escuela de Nutrición explicaba sobre la importancia de una alimentación saludable. Además de informarse en los diversos stands y poder comprar productos orgánicos, se brindaba la posibilidad de recorrer la huerta y preguntar curiosidades a los vecinos encargados de la huerta.
Uno de los momentos más destacados fue cuando los niños pequeños de la escuela Nº 258 ingresaron a conocer la huerta. Es que en esa ocasión tuvieron un guía muy especial: Sebastián, un niño de sexto de la misma escuela. Él ingresó a trabajar en la huerta con el grupo de vecinos y explicó con suma claridad el funcionamiento de la huerta, a la vez que captó la inmediata atención de los más chicos.
Si bien como explica la directora del Centro, María José Bolognini, el espacio de huerta ya había sido contemplado en el proyecto de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) cuando se creo el CBP, este solo “era el espacio pelado”. Bolognini contó que recién en febrero se definió un calendario en el que se establecía qué días concurrían personas de Montevideo Rural a capacitar al grupo de vecinos vinculados con la huerta. A su vez, la directora subrayó la importancia de que la gestión de la huerta fue llevada a cabo por los vecinos.
Una de las personas que estuvo involucrada en la capacitación de los vecinos fue Isabel Andreoni, directora de la unidad de Montevideo Rural. Andreoni afirmó que la huerta comunitaria implica mucho más que aprender a plantar: “lo más importante es aprender a trabajar en equipo a socializar problemas, a planificar, a registrar. Son muchas aptitudes que no se enseñan en ningún lado. Siempre nos interesó que queden esas cosas”. Asimismo, manifestó que el gran fin de la feria es lograr un vínculo entre los vecinos y el barrio. “En estas actividades me parece que lo importante es que ellos se constituyan en un capital cultural importante para el Centro de Barrio y después vayan a escuelas, liceos. Tienen que fortalecerse y debe quedar un núcleo fuerte para salir al barrio”, afirmó la directora de Montevideo Rural.