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Nuestro municipio de Patrimonio

Fueron diversas la ofertas de nuestro territorio para celebrar el Día del Patrimonio.

Jugar de memoria es patrimonio de los equipos que han logrado grandes éxitos deportivos. Utilizando la memoria y recorriendo las distintas actividades que se ofrecieron en nuestro territorio, el sábado 10 y el domingo 11 de octubre los vecinos del municipio celebraron el Patrimonio bajo la consigna "La Arquitectura en el Uruguay - 100 años de la Facultad de Arquitectura".

Acompañando a los visitantes, nuestra Unidad de Comunicación visitó las diferentes propuestas que lucían colmadas de público de todas las edades, y registró las características de cada una de ellas, disfrutando junto a los paseantes de los sabores que ofrecían en estas jornadas cargadas de memoria y color.

Durante los dos días salieron del Centro Cívico Metropolitano "Enrique Erro", ubicado en Av. Gral. Garzón 2122 y Cno. Colman, ómnibus de las compañías Come y Coect hacia los distintos puntos patrimoniales del territorio. A estos paseos, organizados por el Área de Turismo de nuestro municipio, se unieron cerca de un centenar de vecinos de Montevideo que tuvieron oportunidad de disfrutar de visitas por los diferentes puntos de interés contando con el apoyo y la participación de estudiantes de turismo de UTU, oficiando de guías.

El Parque de Actividades Agropecuarias (PAGRO), Cno. Hilario Cabrera 6055, abrió sus puertas para informar sobre su historia y ofrecer al público una visita guiada. De la mano del Ing. Agron. Carlos Russi se visitó las instalaciones de la primera planta pausterizadora del país observando el tambo, las praderas y el pastoreo de cabras.

El hospital Saint Bois, abierto el 18 de noviembre de 1928 como una  Colonia de Convalecientes para albergar a enfermos graves de los distintos centros hospitalarios, también formó parte del patrimonio de nuestro municipio. El Dr. Juan José Gil fue el encargado de hacer la recorrida por el Centro y contarle a los concurrentes su historia y gracia. 

El Almacén Cavalieri ubicado en Cno. de la Redención y Cno. Azarola fue otro lugar que se destacó como cada año por su “toque” familiar. Fundado en 1920 por el inmigrante vasco-francés Jean Pierre Cousté, este sábado fue punto de encuentro de muchos que deseaban degustar el asado con cuero del lugar.

El establecimiento "La Macarena", Cno. Paja Brava 1915, con una superficie de 85 hectáreas destinadas en su gran mayoría a plantaciones frutícolas, recibió a los visitantes con una charla informativa sobre la historia del lugar para luego recorrer y apreciar el monte nativo que allí se conserva y realizar un viaje en bote por los canales de los humedales del Santa Lucía.

El Centro de Barrio Peñarol se vistió de fiesta para recibir a los visitantes con exposiciones artísticas y venta de productos de los propios vecinos de la zona. En ese lugar insignia del barrio, a escasos metros de la estación de trenes, alumnos de la escuela Nº 166 María Vittori tuvieron su espacio para rendir homenaje a la “dama elegante que ayudaba a las personas”, cuya escuela lleva su nombre. También estuvieron presentes jóvenes que participan de los cursos del Centro, compartiendo las propuestas de cada taller que se dicta en el lugar. 

En este barrio de espíritu pujante como el ferrocarril que le dio corazón y alma, la fiesta  estuvo a cargo de varios grupos que fueron los encargados de intervenir la calle principal con pintadas, música y la transmisión de una radionovela inspirada en los comienzos del siglo XX y protagonizada por los jóvenes de la zona.

En tanto, la máquina de tren anunciaba su arribo a la estación de Peñarol, al tiempo que uno a uno los visitantes se introducían en el barrio mediante una visita guiada por las antiguas construcciones que alguna vez sirvieron como hogar para los trabajadores ferroviarios. El recorrido terminaba con una visita al interior de la estación, donde se podía apreciar el mobiliario de época, el sistema de telégrafo, un teléfono antiguo, y se explicaba cómo era la venta de boletos en aquel entonces.

Al otro extremo del territorio, en el barrio Abayubá, las familias se dieron cita en la Casona ubicada sobre César Mayo Gutiérrez para disfrutar de los espectáculos a cargo de los alumnos que acuden al Centro cultural. Entre risas infantiles y acordes de guitarra, los vecinos disfrutaron de diversas presentaciones artísticas, y recorrieron la feria de artesanos que se montó especialmente para la ocasión.

La Facultad de Agronomía de la Universidad de la Repúlica, Av. Garzón y Av. Sayago, recibió a los paseantes con una visita a su venerable edificio, pleno de historias y tradiciones de una rama de la ciencia que trabaja e investiga en apoyo del país productivo.

La fiesta patrimonial continuó en el Castillo de Idiarte Borda, construcción emblemática de Villa Colón donde funciona un Centro Cultural gestionado por los vecinos y que fue declarada Monumento Histórico Nacional.

Las Bodegas Beretta y Ángel Fallabrino atrajeron al público con sus propuestas de catas y recorridas por los sitios de producción vitivinícola, donde se mezcla la tradición de los venerables morapios con la tecnología y la investigación.

También el Parque de los Fogones, Av. Millán y Gabito, tuvo su espacio para las visitas y fue acompañado por el Teatro de Verano de Colón que ofreció un Festival de música. Los museos de nuestro territorio, con su imponente acervo cultural, dejaron de lado su grave carga académica y acogieron actividades que atrajeron a grandes y chicos que participaron entre sonrisas y miradas cómplices de los más entrados en años.

Los Centros Culturales de nuestro territorio tuvieron su espacio en este fin de semana donde, entre otros, se hizo un festival de Coros en el Centro Cultural “Bartolomé Hidalgo” que contó con el cierre artístico de Carlos Alberto Rodríguez.

Un año más, un fin de semana nos ayuda a mantener viva una memoria que debemos cuidar y querer, ya que de ella depende algo más que nuestra identidad, sino que marca quienes somos, de donde venimos y a donde vamos. Terminada la fiesta, los invitamos para el año que viene volver a jugar de memoria y, celebrando nuestro patrimonio, ganarle el partido al olvido y hacer de nuestro municipio un lugar para vivir y recordar.