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Centro clandestino de detención y tortura La Tablada - Base Roberto

Recorrer la memoria de nuestros espacios

El 27 de junio se cumplen 50 años del Golpe de Estado de 1973 en Uruguay, fecha en la que inició la dictadura cívico militar que se extendió hasta 1985. La violación de derechos humanos en dicatdura es parte de la historia de nuestros barrios. Dentro del territorio del Municipio G existieron dos sitios de detención forzosa: 300 Carlos Infierno Grande y Base Roberto -posterior cárcel de La Tablada-, lugares donde detenidos desaparecidos sufrieron atrocidades. 

La Base Roberto, como se le llamaba en la jerga militar a La Tablada, ubicada en Cno. Melilla y Cno. Luis Eduardo Pérez (barrio Lezica) también fue un lugar de resistencia. Resistir desde el sufrimiento y el dolor, pese a las constantes violaciones a los derechos humanos.

A su vez, el espacio fue la sede del Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA) dependiente de la División del Ejército I y coordinó sus acciones con el Servicio de Información y Defensa (SID) y los organismos de Inteligencia de la Armada Nacional, la Fuerza Aérea y el Ejército.

En el ex centro de detención y tortura estuvieron secuestrados y fueron vistos por última vez Luis Eduardo Arigón, Oscar José Baliñas, Carolina Barrientos Sagastibelza, Carlos Federico Cabezudo Pérez, Eduardo Gallo Castro, Célica Élida Gómez Rosano, Oscar Tassino, Amelia Sanjurjo, Ricardo Blanco Valiente, Félix Sebastián Ortiz, Antonio Omar Paitta, Miguel Angel Mato y Juvelino Carneiro.

Más historia

La ex cárcel de La Tablada, en Lezica, es un sitio de memoria y tiene una comisión honoraria que está a cargo del espacio y trabaja en él. Fue un centro de detención clandestina, tortura, abusos sexuales y desapariciones, espacio en el que ocurrieron graves hechos de violaciones a los derechos humanos en la última dictadura cívico militar. En el sitio sucedieron asesinatos y la encarcelación de aproximadamente 400 presos políticos a lo largo de siete años.

El lugar, anteriormente, fue un hotel que dejó de funcionar como tal en 1975 y que fue decretado como patrimonio nacional en ese entonces. A partir de 1977 la base militar clandestina situada en Cno. Melilla y Cno. Luis Eduardo Pérez se pobló de detenidos forzados, de violaciones a los derechos humanos y de situaciones que aún se ocultan. Pasó de ser un hotel que funcionó hasta 1975, a ser sitio de destrucción de las personas. Su uso por el Órgano Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA) se extendió hasta fines de 1983. El espacio fue una continuación de 300 Carlos Infierno Grande, unidad militar situada en Av. de las Instrucciones y Cno. Casavalle, que funcionó desde 1975 a 1977, cuando se trasladaron para La Tablada.

En primera persona

Antonia Yáñez fue una docente de literatura que estuvo detenida desaparecida en La Tablada seis meses en 1981 y 1982, después fue a un cuartel y posteriormente a la cárcel de Punta de Rieles. Luego de cinco años salió en libertad. Su testimonio, como el de otros y otras detenidos desaparecidos es parte de la memoria de los sitios, palabras desde el sufrimiento y la resistencia.

Los detenidos desaparecidos fueron torturados cotidianamente de diferentes formas, mantenidos con los ojos vendados y sin ningún tipo de noción del tiempo, la vida y comunicación. “Mantenían a un ser humano preso, agazapado por el miedo, destruido a veces en su cuerpo, era terrorífico, es difícil de transmitir”, dijo Yáñez.

Cada relato de Yáñez sobre La Tablada es estremecedor, hay espacios reconocidos de tortura, de entrada al establecimiento y de baños, entre otros. Caminos interminables hacia la violencia psicológica y física por parte de miembros de la OCOA. Escaleras que eran recorridas, muchas veces en el aire, por cuerpos en estados críticos a raíz de la violencia, que a la fuerza bajaban y subían. 

Aún prevalecen las paredes que fueron testigos de contactos y golpes pequeños para intentar tener un mínimo de comunicación entre compañeros y compañeras.

Los familiares iban a buscar a los detenidos desaparecidos a la base de Lezica, pero no les brindaban información sobre ellos ni lo que sucedía dentro. El barrio comenzó a ser testigo de ruidos raros, situaciones extrañas y movimientos inusuales, encapuchados que ingresaban por la calle Niña y por Cno. Melilla.

Yáñez afirmó que la base fue “un centro clandestino de detención y tortura, el lugar donde se traía la gente encapuchada, desde distintos lugares de la ciudad, se los agarraban en la calle, en sus casas, se los traía en forma secreta. Era un lugar de destrucción del ser humano”.

Sobre las torturas a detenidos desaparecidos, Yáñez detalló: “Era un lugar de torturas. Te colgaban, no te dejaban dormir, pasaba gente que no sabía si estaba vivo o muerto. Hacían un trabajo sobre el cuerpo y la mente, como para que vos salieras, si salías, en condiciones desarticuladas, fuera de vos, sin tus ideas, sin tus principios. Eran situaciones muy difíciles de sostener, por supuesto, nunca sabías el tiempo que ibas a estar, tenías conocimiento que estabas en un lugar que nadie iba a saber, que nadie iba a venir a saber de vos porque no se podía llegar”. Años atrás, 28 mujeres que fueron detenidas desaparecidas realizaron una denuncia por violencia sexual por parte de represores. La denuncia va a dirigirse a la Corte Internacional.

Trabajo del Colectivo Memoria de La Tablada

Desde el Colectivo Memoria de La Tablada (Cometa) trabajan constantemente en transmitir lo que sucedió, con el apoyo de estudiantes de la Universidad de la República, que desarrollan materias de extensión en torno a la memoria del lugar. 

Se llevan a cabo visitas guiadas, donde se habla sobre el lugar, sus características históricas y se realizan relatos de lo sucedido en el sitio durante la dictadura cívico militar.

Sobre estas visitas con vecinos y vecinas, Yáñez expuso: “Me parece que en mi fuero íntimo no quisiera someter a nadie a esta escucha. Entiendo que hay que saber lo que pasó acá y que si no se dice mantenemos el ocultamiento. Pero yo lo hago con el exclusivo fin de que nadie más lo tenga que pasar”.

Desde Cometa se intenta cambiar la fisonomía al espacio, que hasta 1975 fue un lugar de trabajo cuando era un hotel, también fue una industria que cerró y dejó a varios vecinos y vecinas sin fuente laboral. Después La Tablada funcionó como centro clandestino de reclusión y tortura hasta 1983, luego pasó a ser centro de reclusión del Instituto Nacional del Menor (1988-2000) y posteriormente funcionó como establecimiento de reclusión (2002-2012). Por otro lado, entre 2007 y 2021 se desarrollaron excavaciones arqueológicas del Grupo de Investigación en Antropología Forense, en busca de restos humanos.

A partir de la solicitud de ex presos políticos y familiares de detenidos desaparecidos, La Tablada fue nombrada como Sitio de Memoria en 2019 por la Ley 19.641.

Actualmente la comisión trabaja en sostener el espacio de memoria en base del “nunca más”, intentando que el espacio que tiene muchas capas de memoria, pueda ser intervenido y ser aporte al barrio. “Destruyeron a las personas pero el patrimonio no”, concluyó Yáñez.

 

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