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La valentía de la actitud

Entrevista a Juan Luis González.

Más de medio siglo es mucho tiempo, y haciendo varias actividades vinculadas al arte y a la cultura, es mucho más. Una persona totalmente identificada con el barrio Colón, de carácter solidario, audaz y de ideales inamovibles. Juan Luis González nos recibió en su casa para contarnos de sus 55 años de carrera artística, los inicios como recitador, la pasión por el espectáculo y sus planes para el futuro.

En una mañana fría Juan Luis nos recibe en su hogar. La estufa a leña crepita en el fondo, y el mate, amigo de todas las horas, acompaña las miradas y los recuerdos que se agolpan en sus palabras. La decoración es sobria, la familia tiene un primer lugar en las imágenes de los portarretratos. Fotografías de un Juan Luis González actuando, recitando, conduciendo eventos, participando del carnaval o rodeado de amigos, salpican las paredes junto a reproducciones de figuras religiosas que hablan de una persona profundamente creyente.

Nace en la calle Durán, “... junto a las barreras y después me mudé”. Separado de su madre desde muy pequeño por temas de salud, se cria con su padre y hermanas mayores de otra familia. Una infancia distinta, con una figura materna difusa y un progenitor que fallece a sus 13 años, víctima de una enfermedad terminal. Estas circunstancias imprimen firmeza en su carácter y ponen en sus ojos una sombra de tristeza cada vez que evoca esas memorias.

 

¿Cómo comienza éste largo periplo?
Comencé a trabajar en una avícola. Algo alejado de mis sueños y creencias. Y después hubo un momento que realicé las dos cosas. Hice, por momentos, demasiado, mucho más de lo que esperaba y por eso soy un agradecido a la vida y a la gente. A los 18 años trabajaba en una importante tienda en la Av. 18 de Julio. Creo que era demasiado audaz y con algo de suerte. Ahí conocí al dueño de una agencia de publicidad y me vinculé al ambiente artístico. Tenía el sueño de bailar y conducir en la televisión, cosas que me mandé a hacer de audaz. Con el tiempo me formé en esas cosas y mucho más.

Juan, ¿y cómo surgen esos sueños?
No lo sé con seguridad. Quizá, como en esos momentos estaba tan solo, fue una manera de superarme, de mostrarme. Quería que mi nombre surgiera, se conociera. Lo primero que me ofrecieron fue ser modelo publicitario para avisos que pasaban en el cine, entre películas. Y eso era como una cadena. Cuando había reuniones y fiestas preguntaban: '¿quién va a conducir?', y yo daba el paso al frente. Además me presentaba en todos los castings que podía, para programas como Discodromo Sarandí (NdeR). Y tuve suerte y quedé. En esa época, los avisos de TV eran en vivo, y ahí participé haciendo avisos en programas muy vistos de esos tiempos.

 

Una inhalación profunda precede la sonrisa en la comisura de su boca. Sus gestos elocuentes se vuelven más amplios y los ojos bailan recordando otros momentos, tan presentes hoy como cuando eran cosas del día de ayer.

 

¿Y cómo sigue esa historia?
Hacía de todo, pero me di cuenta que me interesaba el teatro. Empecé a estudiar y comencé a intervenir en el radioteatro todos los días. Una época muy linda. Hice comedia, drama y muchísimas cosas más. En un momento participé de una producción hollywoodense en una playa del Este. Esa película nunca se exhibió comercialmente en nuestro país. Creo que sólo en funciones de prensa.

Luego de eso, me mandaban propuestas todo el tiempo para trabajar afuera. Tenía amigos que se fueron. Siempre hubo muchas oportunidades, pero me quedé. Teatro, carnaval, centros nocturnos. Trabajé en mil lugares. Animé fiestas de la vendimia en Colón con 30 mil personas y desfiles. Y al Teatro de Verano de Colón le pongo un punto y aparte. Con ellos tengo el reconocimiento y el agradecimiento de mi vida.

Vos tenías un trabajo formal y alternabas con tu actividad cultural.
Sí. Así fue toda mi vida. Lo artístico era mi vida. Además, tuve nueve trabajos distintos y en todos renuncié por distintas cosas, pero siempre encontré algo mejor. Los empleos siempre fueron buenos, y me los conseguía yendo a distintos lugares. Si había que estar a las seis de la mañana, allá iba y me presentaba. Mis trabajos y oportunidades las conseguí yo.

Y en esa actividad que definís como 'tu vida', está El Pesebre.
La historia del Pesebre, es lo más infantil. Cuando era chico pasaba mucho rato solo. Mi papá trabajaba mucho y cuando volvía de la escuela me quedaba en casa. Empecé recortando animalitos de cartón de las revistas y hacía un pesebre. Y cada año lo hacía más grande con puentes y agregados. Después fue creciendo y yo fui creciendo. Se hizo algo en vivo, para la gente. Pesebres vivientes en el Teatro de Verano de Colón, presentaciones en la televisión y una cantidad enorme de actividades y participaciones. Estamos hablando de 35 o 40 años en escena y que eran un mensaje de amor y paz.

 

Los recuerdos se desgranan y Juan Luis conecta El Pesebre con su esposa fallecida hace más de una década. Cambia el tono de voz y fija la mirada en un punto vacío. Sus manos, siempre con gestos elocuentes, se trenzan en una pose rígida. La tristeza aparece en su semblante hablando de la persona que define como el amor de su vida, y junto a sus tres hijos, lo más hermoso que ha formado parte de su existencia.

 

Tu esposa, ¿significó en tu vida?
Soy muy creyente. Aún cuando tuve a mi señora muy enferma fortalecí mi fe. Quiero a las personas y les dí todo lo que podía. Amo a Dios profundamente. Quise a mi señora con toda mi alma. Es un ser que voy a querer hasta el fin de mis días. Uno recuerda las navidades cuando antes de Nochebuena, ella preparaba comida y la llevábamos a los enfermos del Saint Bois. La gente que llevaba mucho tiempo internada ya eran conocidos. Ella me permitió ser lo que soy. Siento que sin ella no hubiera formado una pareja ni tenido hijos. Ella fue mi cable a tierra y me complementó. Me apoyaba en todo.

¿Qué te parece volver a contar con un centro de las características del Teatro Artesano de Peñarol?
Es muy importante. Tener un lugar para obras en la zona y que las personas no tengan que ir al centro para disfrutar de la cultura, es importante hasta socialmente. Cuando me enteré de esto, me alegré. Peñarol ha tenido un cierto renacimiento y esto acompaña esas luces. Para los grupos artísticos de la zona también es importante. Es un espacio donde ellos podrán presentar sus espectáculos cuando las cosas [de la pandemia] estén mejor. Traer obras grandes al barrio, para los vecinos y tener la cultura más cerca, es la frutilla de la torta para Peñarol.

Además, la cantidad de gente que traiga el teatro va a ayudar al propio barrio. Por el significado del lugar, eso va a generar la necesidad de más infraestructura y actividad. Un teatro cambia una zona y la terminás desconociendo por lo cambiada que queda. La cultura ayuda al cambio. Querés tener mejor el lugar para recibir a las personas que van a acudir para ver lo que presentás. La cultura te cambia el estado de ánimo.

 

La memoria trae situaciones y circunstancias. La familia, el trabajo, los vínculos, en fin, todo eso que se llama vida. Los ojos le brillan y las palabras se amontonan reconstruyendo recuerdos, tantos que las fechas y el tiempo son accesorios secundarios.

 

¿Qué hay para el futuro de Juan Luis González?
Y yo todavía no paré. Espero estar de animador, participando en el carnaval y haciendo mil cosas. Me encanta. Siempre quiero dar una mano y trabajar en lo que amo. Lo artístico se va conmigo. No sé de qué manera, o él me lleva o yo me lo llevo. Mis pasiones me llevan adelante. Mucha gente me pregunta: '¿por qué?', y yo no tengo respuesta. Es todo una cuestión de actitud. Creo que la vida es eso. Mi pasión es mi refugio espiritual.

Si tuvieras que mencionar tres ideas, ¿cuáles elegís?
Y me parece que actitud, valentía y Dios. En una frase te digo: Dios me dio valentía y nunca me dejó perder la actitud. Con esas tres cosas vivo. Y no pido permiso para vivir.

 

Nos despedimos de este singular habitante del barrio Colón. En la puerta de su casa pasan los vecinos, algunos saludan con un “Buen día” mientras otros ladean suavemente la cabeza. Juan Luis, mientras cruza las últimas palabras, tiene un gesto para todos y para todo. El futuro lleno de planes e ideas seguirá acumulando experiencias e historias, las cuales seguirá contando con la misma actitud.

 

NdeR - Programa televisivo, que se difundió los domingos al mediodía por canal 12 dando difusión a músicos, cantantes, grupos de música popular y rock de las década de 1960 y 1970.